Cuenta la historia que el embajador chino en Moscú hizo un regalo de varios cofres de té al zar Alexi Mijáilovich. Por ello, el té se convirtió en uno de los productos más deseados de las importaciones de Rusia a China. En un inicio, se bebía té por sus propiedades medicinales, pero más tarde observaron más peculiaridades de la bebida. Quitaba el cansancio y aumentaba el tono vital. El té ruso tiene cuerpo y es perfumado, se suele tomar con leche, azúcar, limón, acompañado de mermelada, miel, etc., y es símbolo de respeto y cortesía.